Esta muestra de arte se construye como un laboratorio activo e itinerante, pues fue pensada para mutar, según el contexto y territorio donde se presenta. En este sentido cada nuevo montaje incorpora nuevos objetos, artistas locales y reflexiones propias del lugar relativas al concepto de mestizaje.

Esta obra se inicia con el uso del ADN como herramienta estética, para ello  sus participantes se sometieron a pruebas genéticas cuyos datos, algo inicialmente técnico, se transforman en poesía visual y sonora.

Cartografía XXY, proyecta en loop los datos crudos del ADN, usando códigos cromáticos, generando secuencias visuales que representan herencias genéticas mixtas (amerindia, europea, africana, árabe, judía) en una narrativa sensorial compleja.

Así, este proyecto busca ir más allá de la idea generalizada que nos dice: “todos somos mestizos” y plantea una revisión crítica y artística del mestizaje, expresando su permanencia desde cómo fue impuesto por la colonia y legitimado por los estados republicanos hasta la actualidad.